“Todas las personas mayores han comenzado por ser niños" Antoine de Saint-Exupèry



lunes, octubre 15, 2007

A MI HIJO

A MI HIJO (Anónimo)
Hijo mío :
Si quieres amarme bien puedes hacerlo, tu cariño es oro que nunca desdeño.
Más quiero que sepas que nada me debes, soy ahora el padre, tengo los deberes.
Nunca en la alegría de verte contento, he trazado signos de tanto por ciento.
Más ahora, mi niño, quisiera avisarte, mi agente viajero llegará a cobrarte.
Presentará un cheque de cien mil afanes, será un hijo tuyo gota de tu sangre.
Y entonces mi niño, como un hombre honrado, en tu propio hijo deberás pagarme.
Hermoso poema de autor anónimo, que a los padres nos recuerda a los nuestros.

¿Quién puede vivir sin un amigo?


La verdadera amistad abre caminos ricos en afectividad, apertura y plenitud, esenciales para nuestra vida.


¿Quién puede vivir solo, aislado del mundo, sin un amigo? Seguramente nadie, ninguna persona puede hacer frente a la vida en soledad. Todos necesitamos “una mano amiga” en la construcción de nuestra vida.


¿Por qué “una mano amiga”? Porque es la prolongación de nuestros brazos, es mi mano en el cuerpo de mi amigo, amigo soy yo con otro cuerpo, soy yo mismo con distinta cara.


La amistad es un ida y vuelta, es entregarse. Y para entregarse hay que amar, sin retaceos. Hay que dar sin esperar, porque si yo doy por amor, no espero respuestas.


Los amigos se comunican con una sonrisa, una mirada, un sincero deseo, una palabra… Con ellos compartimos nuestras emociones, nuestros sueños, nuestras decepciones, nuestras ilusiones y nuestras esperanzas


La verdadera amistad no se mide por la frecuencia de los encuentros, va por caminos ricos en afectividad, apertura y plenitud, esenciales para nuestra vida.


Lleva implícitas algunas cosas: un deseo profundo de conocer al otro, generar un vínculo que nos haga sentir seguros, confianza y respeto.


La amistad es un mutuo acuerdo para enriquecernos, fortalecernos y ayudarnos.


Un amigo siempre está al alcance de la mano, porque está aquí adentro, en el lugar más cálido, el corazón.


Una amistad es todo, es abrirle los brazos a la vida y no darle la espalda.


Pero, llegar a una verdadera amistad supone caminar por diferentes etapas, que a veces nos dejan en el camino y otras nos llevan a vivir relaciones importantes.


El escollo más grande es el de la aceptación. Si logramos superarlo, nos defenderemos frente a desilusiones y desencantos y, entonces, podremos entregarnos sin esperar nada a cambio.


Por todo esto y mucho más, existe la amistad como un valor que la Sagrada Biblia calificó al señalar: “El que encuentra un amigo, encuentra un tesoro”.


Como padres, cultivemos la amistad y fomentémosla en nuestros hijos. Hagamos amigos. © http://www.economiaparatodos.com.ar/


Publicada 15/10/2007
Educación / María Amalia del Castillo (Fund. Proyecto Padres)